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Escribir un buen comienzo es fundamental para enganchar al lector. Piensa en lo habitual que es regalar el primer capítulo o echarle un vistazo al principio en una librería. Si está a la venta en plataformas como Amazon, la web permite leer una muestra gratuita de los primeros capítulos.

Arrancar y escribir ese primer capítulo de una historia es algo que trae de cabeza a muchos escritores, incluso más que crear una sinopsis. En este artículo te voy a mostrar los errores más usuales y te haré recomendaciones para que puedas conseguir un buen comienzo para tu historia.

ERRORES FRECUENTES

1. EXPLICACIONES QUE NO APORTAN NADA

Tal vez te hayas encontrado más de una vez con historias cuyo principio no aportan una información relevante y divagan durante varias páginas, creando una especie de introducción pesada. O tal vez te hayas encontrado con la descripción de un paisaje detallado al extremo. Te has pasado leyendo el primer capítulo, preguntándote cuándo iba a pasar algo interesante. Este tipo de inicios no aportan nada al lector y no favorecen que quiera seguir leyendo para saber más sobre tu historia.

Por ejemplo, imagina que nada más empezar tu historia, en escena aparece tu personaje en un barco, observando su alrededor desde la cubierta. Se detiene a describir cómo los rayos de sol brillan sobre las olas, cómo se mece el barco, luego pasa a la puesta de sol y después se detiene en los detalles de la barandilla descarcarillada que necesita una mano de pintura. Para rematar, describe cada detalle de la superficie del barco, del timón, de cómo se mueven las velas y luego se detiene en mencionar cómo son cada una de las personas que hay por allí cerca, personas que nunca más volveremos a ver… piensa en su familia, en lo que ha dejado atrás y divaga sobre cada uno de sus familiares, sobre lo mucho que los quería y los momentos que compartieron juntos… Cuando has terminado, han pasado diez páginas sin que ocurra nada interesante.

2. AVALANCHA DE DATOS

Comenzar contando toda la historia del personaje, dando datos sobre muchas fechas, el nombre de sus diez hermanos y siete amigos, más términos extraños, sobre todo si escribes fantasía o ci-fi, y un montón de frases largas e interminables puede hacer que el lector se colapse nada más empezar. Se perderá y no querrá continuar.

En ocasiones creemos que contarlo todo desde el principio es la mejor manera de situar al lector y queremos dar toda la información posible para que conozca el mundo que hemos creado y descubra cuanto antes lo maravilloso que es.

3. DETALLES QUE A NADIE LE IMPORTAN

Explicar detalles del personaje que no van a afectar a la historia de manera inmediata o que nunca más se mencionarán es innecesario. No necesitamos que el protagonista nos cuente toda su infancia si no va a ser algo relevante para la historia; ni tampoco que nos diga punto por punto cómo se organiza su familia, dónde vive o cómo va a trabajar, sobre todo si es algo común al resto de los mortales. Piensa que el lector no conoce a tu personaje y hablarle sobre la vida aburrida de alguien más no le interesará.

Es diferente si decides empezar con algo cotidiano que llevará a un detonante, pero sin alargarse. Por ejemplo, de camino a un trabajo que no le apasiona, María acaba en un atasco, como todos los días. En vez de enfadarse por los insultos de la gente y los pitidos de los coches, aprovecha para escuchar un podcast sobre escritura que tanto le gusta. Cuando está más que entusiasmada con su aprendizaje, del suelo emergen unos gusanos enormes que empiezan a tragarse a la gente.

Si te fijas, en muy poco texto se ha dicho mucho: A María no le gusta su trabajo, es una persona optimista y organizada por cómo se toma las cosas y aprovecha su tiempo, le gusta escribir y seguramente quiere dedicarse a ello. Y ahora tienes que plantearte qué hará con los gusanos. ¿Saldrá con vida o no?

4. NO SITUAR AL LECTOR

En ocasiones los inicios no sitúan al lector, no presentan un contexto del todo claro que lo ayude a entender qué ocurre y por qué. A algunos escritores se les olvida decir quién es el protagonista (incluso se olvidan de mencionar su nombre) y tampoco presentan el momento de impacto que hará que la vida de ese personaje cambie, lo dejan para más adelante, para tres capítulos después, pensando que será mejor explicar antes detalles sobre su vida que no vienen a cuento.

En este aspecto, también hay que tener cuidado con esos prólogos que no tienen nada que ver con la historia principal. Escribir un prólogo que no aporta nada hará que el lector comience a leer tu novela dos veces, en el prólogo y en el capítulo uno. Te estás arriesgando doblemente a meter la pata. Elige bien tu prólogo, si es que vas a usarlo.

RECOMENDACIONES

Antes de meterte de lleno en cualquier inicio, tal vez te ayude seguir estos planteamientos:

  • Tienes que enganchar al lector: quieres que siga leyendo, así que dale algo que lo motive, que le haga querer más.
  • Escribe algo que tú leerías. Piensa en los libros que has leído y cuáles te engancharon más al principio o te aburrieron y por qué. Analizarlos tal vez te ayude a no cometer errores.
  • El lector tiene que implicarse y conectar con tu historia desde el principio. Esto supone también ubicarlo, pero sin largas descripciones iniciales.
  • El personaje y su situación tienen que crear la suficiente empatía como para que los lectores se interesen por saber más de su vida y de lo que va a pasarle. Tiene que haber en él algo diferente, que llame la atención y no sea más de lo mismo.

1. LLUVIA DE IDEAS

Para saber qué elecciones hacer, puedes crear una lista con la información que te gustaría presentar en ese primer capítulo o una lluvia de ideas. Después elige la que consideres que es relevante para la historia, la que creas que hará que el lector se enganche y quiera seguir leyendo: aparición del personaje, entorno, detonante, etc.

En este aspecto puedes incluir algo de información menos importante, pero que sea breve y conecte con el resto, como en el ejemplo anterior de María cuando va al trabajo y aparecen los gusanos. No estés escribiendo durante varias páginas cómo ha desayunado, se ha vestido o maquillado, cómo es el recorrido hacia su trabajo, cómo es el interior de su coche, cómo cambia de marcha, etc.

No hace falta que descartes toda la información, puede que alguna te la guardes para introducirla después. Por ejemplo, imagina que vas a escribir una historia sobre un hombre que padece una enfermedad rara y que le pasan una serie de hechos extraños en un hospital. Escribir en qué consiste cada proceso de la enfermedad en la página uno no creo que sea un buen comienzo, a no ser que se trate de un libro sobre Medicina. Pero puedes hacerlo más adelante, en otro momento en que sea adecuado, siempre y cuando necesites contar eso en concreto, claro.

Del mismo modo, el hecho de que quieras describir con detalle un paisaje o una catedral no quita que no puedas hacerlo, pero es mejor que no sea en las primeras líneas de tu novela. Eso sí, ubica al lector, al menos para que no se pierda y se haga una idea de dónde está el personaje y dónde se está desarrollando la historia.

Piensa también en la importancia de crear intriga. Puede conseguirse dosificando la información y dejando al lector a medias.

2. METERSE EN LA PIEL DEL PERSONAJE

Es necesario meterse en lo que siente o vive el personaje para entender qué le preocupa en esa escena en concreto y poder ofrecérselo al lector. ¿Qué le está pasando? ¿Dónde está? ¿En qué situación se encuentra? ¿Qué decisiones va a tomar con lo que acaba de pasarle? Hacerse este tipo de preguntas te ayudará a elegir la información adecuada al momento. De primeras, el lector no conoce a tu protagonista, no le importa, no sabe quién es. Tú le tienes cariño, porque es tu creación, pero los demás no piensan lo mismo. Tienes que ser consciente de eso.

Por ejemplo, imagina que tu prota es un chico que necesita robar para comer. Su principal preocupación será buscar un objetivo al que sea fácil robarle algo de dinero. Ese personaje va a pensar en las opciones que tiene en el lugar donde se encuentra. ¿Qué pasará si lo descubren e intentan arrestarlo? ¿Y si lo atrapan y lo llevan a la cárcel? Mientras esto ocurre, no creo que se detenga a divagar varias páginas en cómo ha sido su pasado, ese tan triste que lo ha dejado viviendo en la calle porque sus padres murieron a manos de unos bandidos, y ha tenido que quedarse con sus tres hermanos pequeños y enfermos a los que solo él puede alimentar. Todo eso ya lo sabe. No hace falta que se lo recuerdes y menos ahora que solo quiere robar y no salir mal parado.

Para hacerlo más sencillo, piensa en qué harías tú. ¿Verdad que cuando te encuentras en una situación límite o estás concentrado en hacer algo no te pones a pensar en esas cosas?

Otra opción es dar breves pinceladas de información relevante. Si seguimos con el ejemplo del chico ladrón, tal vez piense fugazmente en que los soldados no pueden atraparlo porque sino nadie cuidará de sus hermanos enfermos. Así puedes crear empatía en el lector, que tal vez se preocupe por él y los pequeños si no consigue llevar a cabo su objetivo de robar para subsistir.

Tienes toda una novela para dar mucha información, no la concentres en los primeros párrafos.

3. USAR UN GANCHO

Es importante presentar en el primer capítulo un problema o un detonante que actúe como gancho para el lector, algo que le haga seguir leyendo para saber qué le ocurrirá al personaje y dejarlo con ganas de más. Queremos que se haga preguntas sobre la historia y el personaje, pero no del tipo: ¿a mí por qué tiene que interesarme el proceso de contagio de una gripe?, ¿cómo ha dicho que se llamaban sus siete primos? o ¿por qué me cuenta cómo ha hecho esta mujer la compra semanal y su paso por cada tienda, con descripción de dependientes incluida?

Puedes emplear una frase impactante al comienzo, algo que llame la atención e invite a la lectura. En la sociedad en que vivimos ahora estamos rodeados de estímulos y todo sucede muy deprisa, incluso ha cambiado la forma de leer, por eso hay que crear estímulos a cada momento.

¿Qué errores sueles cometer al inicio? ¿Te has encontrado con comienzos que te han aburrido? ¿Qué inicios recuerdas que te han impactado más? Cuéntamelo en los comentarios.

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Correctora, maquetadora, mentora y formadora de escritores. Autora de manuales de escritura y novela juvenil. Ayudo a escritores a mejorar y pulir sus textos, y a dejarlos listos para publicar. Les enseño cómo revisar sus libros y todos los secretos de la autopublicación.
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