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Tal vez el título del tema de hoy te parezca cursi o ya te estés echando unas risas mientras piensas que a qué chalada como yo se le ocurriría hablar de esto o quizás enamorarse de un personaje teniendo a gente de carne y hueso.

Créeme, este no es un caso único, ni digno de una rareza que no sale de casa nada más que las noches de luna llena. Hay mucha gente a la que le ocurre, mucha más de la que crees. A lo mejor, hasta todo esto te suena bastante… y lo tienes guardado como un secreto inconfesable. Sea como sea, te voy a mostrar que esta situación se repite a menudo.

Seguro que has visto una película donde hay actores o actrices que, además de realizar diferentes acciones que te gustan, te resultan atractivos. Reúnen una serie de características para que esa persona quede en tu recuerdo, incluso que te haga sentir una especie de enamoramiento que puede durar días o meses. Ahora mismo, me viene a la memoria el boom de hace un tiempo con Edward Cullen de «Crepúsculo». Todas las chicas estaban locas por él, sobre todo a raíz de las películas. Tengo una amiga, que quedará en el anonimato, que llegó a enamorarse tanto que se puso su apellido e incluso cambió el email con su nuevo nombre, ya que aseguraba que era su mujer. Luego se le pasó el enamoramiento y empezó a preguntarse qué hacía ella utilizando ese email para posibles puestos de trabajo.

Casos como este no creo que tengan nada que ver con una patología clínica que debe tratar un psiquiatra (o a lo mejor sí). Es un acto irracional y primitivo, en el que no se tiene en cuenta quién está detrás de ese personaje: un actor, una persona real con virtudes y defectos. Esto no me ocurrió con Robert Pattinson, la verdad, pero sí que lo fue con Jack Dawson de «Titanic», interpretado por Leo DiCaprio. El problema fue que el personaje me gustó tanto que incluso llegué a ignorar que Leo en sí nunca me había llamado la atención.

Con un libro sucede más menos lo mismo, aunque aquí tiene más valor el poder de tu imaginación. No puedes ver a tu personaje, a no ser que hagan la película o la serie. Creo que el cine tiene muchas virtudes, pero ha hecho mucho daño a la imaginación lectora. Si es sobre un libro que ya has leído, muchas veces sientes que los personajes no eran como los habías recreado en tu mente y te enfadas porque han cambiado parte de la historia; cuando es sobre un libro que vas a leer, ya solo puedes ponerle cara a los personajes que has visto y tu imaginación no los inventará. Pero ese es un tema para otro post…
Hay libros en los que empatizas mucho con los personajes. Igual que puede caerte bien o mal, resultarte insoportable o adorable, también puede ganarse tu corazón. Incluso puedes llegar a plantearte: «¿y si el amor surgiera así? ¿Y si encontrara a alguien que tuviera estas características? Me parece perfecto porque hace esto o lo otro…» En muchos casos, el sentimiento es muy similar a cuando te enamoras de verdad.

He oído de todo al respecto. Conocí a una chica, de la que tampoco diré el nombre, que estaba leyendo una saga. Uno de los chicos le encantó. Precisamente, él se enamoró de la protagonista, con quien mi amiga estaba sintiendo una gran empatía durante casi toda la lectura. Hasta que se dio cuenta de que la prota se llevó al chico que le gustaba. Su empatía se volvió odio, al punto de querer que muriera lenta y dolorosamente con las peores torturas

En las sagas, los personajes ya son como tu familia o amigos, y te mueres por saber qué les pasará en el siguiente capítulo o libro, por lo que es mucho más fácil involucrarse con ellos.

Te confieso que he sentido afinidad por muchos personajes, pero también enamoramiento. En alguna ocasión, incluso estuve toda la noche sin dormir porque a mi personaje preferido del momento le había ocurrido algo que no me gustaba o porque le habían emparejado con una chica poco adecuada, que por supuesto ¡¡¡era mucho peor que yo!!! He llegado a pensar que era absurdo y he hablado con mis amigas sobre esta «cosa tan rara que me ha pasado y que me hace sentir como una loca». Lo sé, seguro que crees que lo soy y que estás pensando que son sentimientos que parecen más lógicos si te suceden con alguien «real». Pero, ¿acaso un lector asiduo no llega a sumergirse en un libro como si así lo fuera?
Un libro manifiesta diversas emociones. No solo te puede sacar una carcajada, evadirte del mundo o incluso hacerte sufrir un gran dolor. El amor es complejo y se puede mostrar de muchas maneras, incluso aquí.

Si después de todo esto, te has sentido identificado/a, te doy la bienvenida al mundo loco de los que nos enamoramos de personajes ficticios. Si, por el contrario, no te he convencido y has llegado a la rotunda conclusión de que estamos chalados, no sé qué más decir para conseguirlo. Aunque, estoy segura de que si rebuscas en tus lecturas, por ahí hay un personaje que te ha hecho tilín o del que no puedes olvidarte. Seguro que has sufrido un flechazo, tal vez pasajero, pero que por un instante te ha hecho desear que algo parecido te ocurriera en el mundo real.

Te he dejado mi experiencia y la de gente que conozco, pero ahora te toca contarme la tuya.

¿Te has enamorado alguna vez de un personaje? ¿Acaso crees que es algo propio de un hereje que debe ser quemado en la hoguera? Lo que sea que pienses, cuéntamelo en los comentarios.

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Correctora, maquetadora, mentora y formadora de escritores. Autora de manuales de escritura y novela juvenil. Ayudo a escritores a mejorar y pulir sus textos, y a dejarlos listos para publicar. Les enseño cómo revisar sus libros y todos los secretos de la autopublicación.
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