Empezar a escribir puede convertirse en un reto para quien quiere plasmar en el papel las historias que le rondan por la mente. A algunos les sale de manera natural, pero otros necesitan una guía. En esta serie de artículos, irás aprendiendo, de la mano de varios escritores, cómo adentrarte en cada género narrativo para empezar a crear esa historia que siempre soñaste escribir.

El artículo de hoy se centra en la novela histórica. Sonia Martínez Martínez es escritora del género. Ha publicado la novela En los ojos del rey y el cuento Los Martínez: personas muy especiales con un apellido muy común. Te invito a que te des una vuelta por su página, donde podrás leer los artículos de su blog y conocerla un poco mejor.

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Hola, lector. Sé que has venido buscando los siempre buenos consejos de Celia y ¡sorpresa!, te has encontrado conmigo. Hoy me toca a mí hablarte de un género que me apasiona y parece que a ti también, así que espero que estas líneas sean de tu agrado, pero, sobre todo, te sirvan de algo.

Si te gusta escribir y te entusiasma la historia, entonces simplemente eres genial porque dispones de dos de los ingredientes más bonitos para empezar a escribir y si, además, lo haces bien, eres el rey del mambo. Sin embargo, siempre hay un pero y en este caso es que tienes una gran responsabilidad entre manos. En realidad, si te vas a dedicar en serio a esto de la escritura, el respeto al lector es lo primero que debes tener presente, la responsabilidad se tiene que convertir en tu religión y como escritor de histórica debes ser más escrupuloso todavía.

Cuando estudiaba en la facultad de letras (acabando el siglo pasado, aunque esto no importa ahora) el profesor de edición de textos literarios reclamaba nuestra atención en clase con un “no os pido amor, solo un poco de atención al acto” cuando nos hablaba del maravilloso mundo de las revistas literarias del siglo de oro. Hoy, si vas a ser un escritor de novela histórica, yo te diría que tanto la atención como el amor son imprescindibles. ¿Por qué? Porque mientras que la novela podemos definirla, a grandes rasgos, como una narración en prosa que nos cuenta una historia de ficción y cuya extensión la lleva a un desarrollo más completo en cuanto a argumento y personajes que en el relato corto o en los cuentos; la novela histórica es la narración de hechos reales y concretos del pasado en los que los personajes son históricos auténticos. Sin entrar en detalles y matices. Ahí lo tienes: amor y mucha atención porque la congruencia es el pilar fundamental.

Dar consejos para escribir este tipo de novela no es fácil, al menos a mí no me lo parece, porque la histórica es un subgénero que dista mucho de otros como la romántica, fantasía o ciencia-ficción, por ejemplo, en cuanto a la documentación previa y, cuidado, no estoy restando aquí importancia a ningún subgénero.  La novela histórica presenta cierta complejidad en cuanto a la temática y es que dentro de este subgénero volvemos a encontrar diversidad; no es lo mismo una novela ambientada en Roma y con personajes no reales, que una más contemporánea sobre, por ejemplo, reyes cercanos a nuestro tiempo que sí son reales. Así, si Federico Moccia se inventa la descripción de las ciudades reales de sus novelas románticas o los lugares por los que pasean su amor los protagonistas no ocurre nada, por contra, sí se le exige autenticidad y veracidad a las novelas de autores como Almudena de Arteaga, por ejemplo.

Por ello, y basándome en mi propia experiencia, voy a sugerirte algunos pasos que considero imprescindibles y que a mí me han funcionado.

Sugerencia 1. Documentación

Todo escritor, sea del tipo que sea y en el caso de la histórica aún con más motivo, debe dedicar una primera parte del proceso a la documentación. Por ejemplo, para mi novela sobre el reinado de Alfonso XIII, dediqué casi un año exclusivamente a documentarme. Te puedo decir que leí todos los artículos y noticias del ABC dedicados a la monarquía del año 1902 al 1931. Así, tanto los viajes, personajes o vestuario son completamente reales. Del mismo modo, me puse en contacto con la persona especialista del Palacio Real en la decoración alfonsina para que las descripciones del Palacio fueran las del momento que narraba y no las de ahora (en la actualidad, el Palacio Real conserva la decoración de Carlos III y no de Alfonso XIII que fue el último rey en habitarlo y el protagonista de mi novela).

Para crear veracidad y ser riguroso con el género que estás defendiendo, la documentación se convierte en la parte más importante de tu novela. Lee todo lo que se haya escrito sobre tu personaje protagonista, si no es ficticio; investiga cómo era la ciudad, la vida, la ropa del periodo que estés describiendo. Por ejemplo, si describes el Madrid de 1600, los edificios representativos de hoy, probablemente, no existieran entonces, por ejemplo, el Palacio Real se empezó a construir en 1735.

Aún siendo riguroso con este proceso, es muy probable que se pierda entre tu texto algún error.

Sugerencia 2. Personajes y léxico

El tratamiento de los personajes va muy en línea con la documentación. Y es que, en el momento de ponerles voz, deben ser fieles a la época en la que tu novela está ambientada. Si lees La Celestina, el Quijote, el Lazarillo o cualquier novela del siglo de oro, comprobarás que la expresión, el tratamiento entre los personajes no se corresponde con el actual. También hay que tener mucho cuidado con el léxico o con la forma de comunicarse y los tiempos (y no me refiero a los verbales). Por ejemplo, si están realizando un viaje en tren, pregúntate si en esa época que narras existía el medio de transporte que dices, de ser así, el tiempo entre un punto y otro no es el de hoy. Y como explicaba antes, también presta atención al vestuario y lugares. Visita museos, revisa libros de ilustraciones sobre la época de tu novela en la que queden reflejadas las ropas; armas y corazas si vas a describir una guerra; coronas, tiaras y otras joyas si sus protagonistas son reyes y reinas.

Cuando me refiero a un léxico acorde al tiempo histórico, no quiere decir que lo hagas en castellano antiguo, pero sí que lo adaptes y te preguntes si la palabra que vas a emplear existía en aquella época. Por ejemplo, en mi novela En los ojos del Rey, el protagonista es el rey Alfonso XIII y en su reinado tuvo una relevancia destacada la sicalipsis, lo que hoy conocemos como pornografía. El término sicalipsis es el que se empleaba en los años 20 para hacer referencia a la pornografía de hoy.

Lo importante es que los lectores no encuentren incongruencias o errores en tu novela, eso hará que pierdas valor y veracidad. La fidelidad es lo más importante, sé fiel a la historia en la medida en que la trama te lo permita.

Sugerencia 3. Crear, imaginar, suponer y leer

Escribir histórica, ya te he dicho, conlleva una responsabilidad mayor que en otros subgéneros. Si escribes fantasía, tú inventas, decides y haces real tu imaginación, nadie pondrá en tela de juicio lo que escribas. En nuestro caso, es bien diferente. ¿Por qué? Porque tienes que aportar veracidad, ser fiel a la historia. Debes demostrar que sabes, entiendes y manejas a la perfección el periodo histórico de tu novela. Sin embargo, la cosa se complica, porque todo lo que es trama, suele ser ficción dentro de la historia. Y esa es la verdadera dificultad: empastar la historia y la trama para conseguir que el lector no sea capaz de diferenciar entre lo que es historia de lo que has inventado para que la novela fluya. En mi caso, escribo histórica contemporánea dedicada a la realeza y muchos de mis lectores aseguran haber leído la novela junto a Google para buscar información y descubrir lo que era real y lo que no.

Sugerencia 4. Disfruta del viaje

Ya tienes todo preparado, es el momento de comenzar a teclear el comienzo de tu novela. Ahora depende de ti, de si eres escritor de mapa o de brújula. En mi caso, una vez que cuento con toda la información y documentación bien preparada, comienzo a escribir; son los personajes y la trama quienes me van pidiendo, a veces exigiendo, lo que tiene que pasar. Soy muy de brújula, no sigo ningún esquema ni tan siquiera creo previamente a los personajes. Pero esto es algo muy particular, y, en mi opinión, sobre lo que no se puede aconsejar, porque cada escritor trabaja de la manera que le funciona.

Por tanto, elige la tuya y crea, pero, sobre todo, disfruta del viaje, disfruta de todo el proceso de creación. La ilusión y la alegría que un escritor siente redactando su obra queda plasmada en el libro y el lector la percibirá.

Sugerencia 5. La de regalo

Escribe cada día, aunque solo sea una hoja. Deja la escritura preparada para el día siguiente sabiendo lo que escribirás. Así te será más fácil ponerte porque solo (nada más y nada menos) tendrás que dar forma a la idea que tienes en la cabeza, en la libreta, en la servilleta del bar en el que te tomaste una cerveza con los amigos o en la pizarra de la pared de la cocina. No dejes la redacción para mañana porque no sabes por dónde continuar, sin duda, te costará más sentarte frente al ordenador.

Ahora pon en práctica estas sugerencias y ya me contarás tu experiencia. Recuerda: una buena documentación es el primer paso para aportar veracidad, realidad. Los personajes y su manera de expresarse son igual de importantes, por lo que no te olvides de crear, inventar, también imaginar, pero, sobre todo, leer. Hazlo todo disfrutando, porque tu alegría quedará plasmada en tu escritura.

Gracias por tu tiempo, por dedicar unos minutos a leerme.

¿Qué te ha parecido el artículo? ¿Te gusta la novela histórica? ¿Prefieres escribirla o leerla? Cuéntamelo en los comentarios.

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Correctora, maquetadora, mentora y formadora de escritores. Autora de manuales de escritura y novela juvenil. Ayudo a escritores a mejorar y pulir sus textos, y a dejarlos listos para publicar. Les enseño cómo revisar sus libros y todos los secretos de la autopublicación.
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