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Escribir bien es fruto de la práctica. Ni más ni menos. Seguro que más de una vez te has encontrado sin saber cómo expresar ciertas ideas que tienes en mente. Al final, te sale una mezcla poco clara que pierde al lector y acabas dándole vueltas para expresar una idea. El lector tiene que releer para entender qué quieres decir o acaba por aburrirse.

Es difícil acordarse de toda la teoría relacionada con un idioma, pero no imposible. Mientras más la uses al escribir y más conozcas los errores habituales, más sencillo será integrarla. Al final, te saldrá de manera natural.

En este artículo vamos a ver diferentes casos en los que la estructura de las oraciones puede darte más de un quebradero de cabeza. Conocerlas es un paso para empezar a escribir bien.

1. EL ORDEN NATURAL

Al contrario de lo que algunos autores creen, la sencillez es tu mejor aliada a la hora de escribir. Por eso, usar el orden natural de la oración es lo recomendado.

¿Cuál es ese?: Sujeto + verbo + complementos.

En caso de que alguna de estas falle, como, por ejemplo, un sujeto omitido, habrá que seguir el orden igualmente.

Al escribir, es normal añadir incisos, aclaraciones o introducciones que engorden nuestra frase. Lo importante es que la estructura quede limpia y no se lea como algo enrevesado, basándote en esa estructura.

Mira estas construcciones y piensa en cuál se lee mejor:

La pequeña, al encontrar a su madre, se emocionó = La pequeña se emocionó al encontrar a su madre / Al encontrar a su madre, la pequeña se emocionó.

Fue la pequeña la que encontró a su madre = La pequeña encontró a su madre

2. TERMINA LO QUE EMPIEZAS

En ocasiones, nos hacemos un lío con ciertas estructuras, sobre todo con subordinadas encadenadas. Son tan largas que se nos olvida añadir algunos de los elementos y se quedan incompletas.

Una de las claves para escribir bien es ser consciente de lo que se está diciendo. Si a ti te cuesta entenderlo, al lector también.

Había estudiado muy duro para llegar hasta allí. Su futuro estaba asegurado y no solo iba a ser un buen abogado.

La frase se entiende, pero parece que falta algo tras el «no solo». Esta estructura consta de dos oraciones: no solo…, sino… Si no añades una, te queda la sensación de que está incompleta.

Había estudiado muy duro para llegar hasta allí. Su futuro estaba asegurado y no solo iba a ser un buen abogado, sino también un excelente trabajador.

3. SUJETOS LIOSOS

Es cierto que el sujeto a veces molesta, sobre todo cuando se repite mucho. Si todas las acciones que se encadenan las realiza el mismo personaje, no hace falta decir su nombre a cada momento.

El problema surge cuando mezclamos acciones que realizan diferentes personajes y cambiamos de sujeto sin dejar claro quién ha hecho cada cosa.

Ten claro que, siempre que cambies de sujeto, debes indicarlo para no perder al lector.

Juan paseó por la playa agarrado de la mano de María. Quería darle un beso, pero se avergonzaba cuando pensaba en dar el primer paso. Creía que los chicos debían tomar la iniciativa. Era mejor esperar.

No sé tú, pero yo me he perdido. En este caso, estamos hablando todo el tiempo de Juan, que es el sujeto inicial, pero parece que el chico se contradice. Quiere darle un beso, pero no se atreve, y a la vez piensa que los chicos (él es un chico) deben tomar la iniciativa y va a esperar.

En este caso, hay un error de sujeto, porque desde «quería darle un beso» hasta el final, el sujeto es María, pero no se ha mencionado.

Juan paseó por la playa agarrado de la mano de María. Ella quería darle un beso, pero se avergonzaba cuando pensaba en dar el primer paso. Creía que los chicos debían tomar la iniciativa. Era mejor esperar.

4. ELEMENTOS ANTEPUESTOS

Para escribir bien, es fundamental que se entienda lo que queremos transmitir. Una forma de lograrlo es con frases más cortas o sin subordinadas encadenadas que formen párrafos eternos.

Este truco consiste en jugar con las estructuras y anteponer los elementos: subordinadas, complementos circunstanciales, adverbios, etc.

Solo ten en cuenta que, si se anteponen, llevan una coma entre la construcción y el resto de la frase.

Mira las diferencias en estas construcciones. Son cortas, pero es para que veas la estructura. Todas son correctas:

Me saqué el carné de conducir cuando tenía veinticinco años

Cuando tenía veinticinco años, me saqué el carné de conducir

Pasamos unas estupendas vacaciones en esa casa de verano

En esa casa de verano, pasamos unas estupendas vacaciones

El olor a madera me invadió al entrar en la casa.

Al entrar en la casa, me invadió el olor a madera

Estas estructuras afectan también a exclamativas e interrogativas. Si van antepuestas, suelen escribirse antes de la exclamación o la pregunta:

Si vuelve a llamarme, ¿qué hago?

¿Qué hago si vuelve a llamarme?

5. INCISOS NARRATIVOS EN DIÁLOGOS

Es habitual cometer errores a la hora de puntuar diálogos o de colocar las rayas. Si no sabes cómo escribir bien los diálogos, te recomiendo leer este artículo.

Un error que se genera en los diálogos tiene que ver con los incisos narrativos, con las aclaraciones del narrador. A veces no se sabe cuándo incluir el sujeto o dónde, o en qué orden va el verbo.

Veamos algunas reglas:

  • Con verbo de habla, se escribe primero el verbo, seguido del nombre o complementos:

—Me contó la historia de su vida —dijo María contenta.

—Me contó la historia de su vida —María dijo contenta. (Incorrecto)

  • Si hay verbo de habla + acciones, primero va el verbo de habla.

—Me contó la historia de su vida —comentó María mientras le daba un sorbo al café.

  • En caso de que queramos mostrar acciones con un verbo que no sea de habla, se empieza con mayúscula y se escribe igual que cualquier oración, sin el orden invertido:

—Me contó la historia de su vida. —María se preparó un café.

6. SUJETO + COMA + VERBO

Un error habitual es separa el sujeto del predicado por una coma, sobre todo en frases en que el sujeto es extenso. Parece que el cuerpo te pide añadir una pausa para respirar. Que así sea no quiere decir que la estructura se pueda partir con ese elemento, a no ser que se trate de un vocativo.

El sujeto nunca debe ir separado del verbo principal, a excepción de cuando se incluye una explicación o aclaración entre comas:

María, la chica que me llamó el otro día, quiere contratarme para el puesto

Pero puede que nos encontremos con algo como esto:

La chica que me llamó el otro día con intención de contratarme para el puesto (sujeto) me dijo (verbo principal) que se llama María.

En este caso, añadir una coma entre «puesto» y «me» sería incorrecto.

La chica que me llamó el otro día con intención de contratarme para el puesto, me dijo que se llama María. (Incorrecto)

¿Cómo sabes cuál es el sujeto? Pregúntale «¿quién?» al verbo.

¿Quién me dijo? La chica que me llamó el otro día con intención de contratarme para el puesto

7. CONCORDANCIA

Escribir bien una frase que concuerde parece muy sencillo. Pero en ocasiones genera muchos problemas por las dudas con ciertas construcciones.

  • Sujetos colectivos: se refieren a un conjunto de seres que pertenecen a la misma clase: gente, rebaño, muchedumbre, familia, cubertería, bandada, etc.

Cuando van como sujetos, concuerdan en singular.

La gente abucheó el comportamiento del candidato

La cubertería está lista para la cena de hoy

  • Cuantificador + de + sustantivo plural: la mitad de, la mayoría de, el resto de, un grupo de, un montón de, infinidad de, multitud de, etc.

Admiten la concordancia en singular o en plural, como más te guste.

La mayoría de mis primos vinieron / vino a la boda

  • Expresiones como: uno de los que, soy de los que.

El verbo suele ir en plural, aunque también admite el singular.

Yo soy de los que piensan / piensa que hay que estudiar duro

¿Qué te han parecido estos consejos para escribir bien? ¿Cometías alguno de estos errores? Cuéntamelo en los comentarios.

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Correctora, maquetadora, mentora y formadora de escritores. Autora de manuales de escritura y novela juvenil. Ayudo a escritores a mejorar y pulir sus textos, y a dejarlos listos para publicar. Les enseño cómo revisar sus libros y todos los secretos de la autopublicación.
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