Seguro que día tras día te preguntas cómo escribir mejor, cómo expresarte de manera correcta o mejorar tu redacción. No te voy a mentir. Es algo que requiere práctica y constancia; pero ser consciente de los errores más habituales es el primer paso para alcanzar tu meta de escribir bien.
En este artículo voy a hablarte de las palabras innecesarias que te empeñas en usar una y otra vez. Son tan habituales que no te das ni cuenta de que están ahí. Y encontrarás alternativas sencillas para que cada vez escribas mejor.
CONECTORES
La mayoría de escritores tenemos la manía de usar conectores a cada momento. Muchos de ellos son necesarios para que las oraciones tengan sentido o para construir subordinadas: y, pero, aunque, etc.
Si quieres escribir mejor, evita ciertos conectores dentro de lo posible.
Por ejemplo, los que se usan para enlazar. Se entiende que una acción va a suceder a la otra sin necesidad de su presencia.
Primero salió de casa, luego se subió al autobús y, después, llegó al trabajo.
Salió de casa, se subió al autobús y llegó al trabajo.
También los usamos para generar impacto en el lector cuando queremos mencionar que sucede algo inesperado: de repente, de súbito, de pronto, etc. Mejor prescindir de ellos. El lector debe sorprenderse con los hechos.
Igual ocurre con los conectores habituales para oponernos a algo que hemos dicho antes, como son los casos de: no obstante o sin embargo.
Si ves que el texto te suena muy raro sin alguno de estos conectores, déjalo, pero la mayoría seguro que se puede eliminar.
PALABRAS COMODÍN
Son las que se usan para todo y tienen múltiples significados. El problema es que parece que el texto es infantil o poco cuidado. Si quieres escribir mejor, te recomiendo que las sustituyas por una palabra más precisa.
Tendrás que prestar atención para que no se te pasen porque son muy habituales: cosa, bicho, cacharro, tema, aparato, asunto, bueno, malo, grande, poner, hacer, tener, etc.
Me compré un montón de cosas en la tienda = me compré varios vestidos en la tienda
Han puesto internet en casa = han instalado internet en casa
MODIFICADORES
Son aquellas palabras que acompañan a otras para modificar su significado o para aportar cierto énfasis. El problema es que normalmente no aportan nada o se usan tanto a lo largo del texto que pasan desapercibidas: bastante, muy, demasiado, completamente, totalmente, mucho, poco, ya, etc.
En estos casos es mejor usar una palabra que defina lo que quieres expresar o eliminarlo sin mas:
Era muy bueno = era excelente
Es bastante feo = es horroroso
Estaba muy cansada = estaba agotada
Era totalmente absurdo = era absurdo
MULETILLAS
Es habitual que se cuele alguna muletilla, sobre todo en el diálogo. Muchas las empleas a menudo en tus conversaciones. Revisa si pones en boca de tus personajes las mismas muletillas que usas. Seguramente no te des cuenta, pero si quieres escribir mejor tendrás que ser consciente de cómo te expresas.
Las más habituales: en realidad, bueno, pues, o sea, eh, por cierto, en fin, mira, claro, a ver, y tal, ¿vale?, ¿no?, ¿sabes?, etc.
Te recomiendo crear una lista y buscarlas en tu texto una vez esté terminado. Y es muy habitual unir estas muletillas con los puntos suspensivos.
—Bueno, no sé qué decir…
—Pues yo tampoco
—En realidad, tengo poco que contar.
—Claro, normal.
VERBOS AÑADIDOS
Algo fundamental para escribir mejor es olvidarte de los verbos que se añaden a otros sin necesidad. Son esos que no aportan nada y que, si los eliminas, el significado sigue siendo el mismo.
Son los casos de verbos de intención o de inicio de acción como: poder, tener que, empezar a, comenzar a, intentar, etc.
Comenzó a caminar para ir al trabajo = caminó para ir al trabajo
O también los verbos de percepción: ver, notar y sentir. Se suelen usar mucho, sobre todo en primera persona. Se entiende que el personaje ve, nota y siente lo que ocurre. No debes eliminarlos siempre, por supuesto. Revisa si es o no imprescindible.
Sintió que estaba triste = estaba triste
Vio que su amigo entró en la casa = su amigo entró en la casa
¿Te identificas más con alguno de estos errores? ¿Cuál consigues controlar? Cuéntamelo en los comentarios
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es dificil expresar todo lo que esta en tu cabeza y caemos en el error de decirle al lector lo que queremos,no lo dejo que el lo analice.
yo caigo en ese problema y si es complicado
Celia a veces pienso que sí es cierto hay palabras que sobran
Pero a veces amenizan el texto, y lo digo como lector también, ir siempre a lo concreto sin decorar la oración vuelve muy plana
la lectura, hay que arriesgarse a cometer errores costumbristas, hay lectores que quieren disfrutar
una lectura autóctona y no simplemente crucificarnos.
Hola, Mario
Sí, tienes razón, pero siempre sin abusar o quedará pesado y, a veces, un texto poco cuidado.
Conocer los errores te ayuda a dominarlos y elegir cuándo usarlos o cuándo no.
Saludos.
Hola!
Tengo un par de consultas.
En muchas partes se dice que lo recomendable es escribir como si se estuviese conversando o contando una historia; le da más fluidez a la prosa. También entiendo que hay algunos elementos de los que no debemos abusar, como por ejemplo los adverbios terminados en «-mente» y los adjetivos, entre otras cosas.
Mi duda es: si, al final, uno se pone a quitar tantos componentes a la redacción, ¿no estaríamos robando algo de fluidez a la prosa? Pienso (mi humilde opinión), que a nadie le gustaría que sus párrafos sonaran como un manual de usuario.
En cuanto a los diálogos, suponiendo que los personajes están bien estructurados, ¿no sería más realista aún que tuviesen muletillas? (sus propias muletillas, claro)
Saludos, y gracias por tus geniales artículos!
Hola, Juan
Entiendo tu duda.
Depende de los componentes, claro. Algunos podrían pasar a veces, pero abusar no es bueno. Igual que no deberías quitar todos y cada uno de los adverbios terminados en -mente. Si quieres usar alguno, por qué no. El problema es incluir uno detrás de otro.
Si un personaje usa esporádicamente la muletilla «bueno», por ejemplo, cuando está nervioso, no pasa nada, pero empezar cada frase con «bueno» sería un error y el texto perdería calidad.
Saludos,
Celia