Cuando escribimos nuestras historias, solemos tener fallos que vamos mejorando con la práctica, aunque a veces no somos conscientes de ellos hasta que no nos los señalan y nos ponen ejemplos. En este artículo he hecho una recopilación de los cinco errores de escritura más frecuentes, los que más a menudo he encontrado al corregir los textos de otros. Espero que conocerlos te ayude a evitarlos.
¡Empezamos la cuenta atrás!
5. CONFUSIÓN DE SUJETO
Estoy segura de que más de una vez te has encontrado con escenas en las que varios personajes interactúan o se crea una mezcla de ideas o acciones que no sabes a quién pertenece. Si no se tiene cuidado, se corre el riesgo de confundir cuál es el sujeto de la oración, porque no se menciona o se da por entendido, a pesar de que no es así. Al final, el lector no sabe quién habla o quién está realizando la acción, y se pierde:
Juan todavía se acordaba de su mujer, María, que murió cinco años antes de que él enfermara. Cuando aún vivía mostró los primeros síntomas de la enfermedad.
Si te fijas en este fragmento, hay una enorme confusión en la segunda frase, que da lugar a varias preguntas: ¿cuando vivía quién, él o ella?, ¿Juan está vivo o muerto? Se supone que está vivo y la que ha muerto es María, aunque no queda muy claro, ¿verdad? El lector ya se estaría haciendo un lío y no sabría quién está enfermo o quién ha muerto.
Para que la oración se entienda, una forma de escribirla puede ser esta:
Juan todavía se acordaba de su mujer, María, que murió cinco años antes de que él enfermara. Mostró los primeros síntomas de la enfermedad cuando aún vivía ella/su esposa/María.
Hay que tener siempre en cuenta que, si se está hablando de la misma persona todo el tiempo, no hace falta decir el nombre o mencionar quién es, pero si se cambia de sujeto, la siguiente vez que se retome el sujeto primero, sí que tiene que especificarse.
A María le gustaba el olor a hierba mojada. Se tumbó sin importarle mancharse la ropa y acarició una rosa, con cuidado de no cortarla. Era hermosa y suave, aterciopelada. Aspiró su aroma y se sintió transportada a un reino de hadas…
¿Quién era hermosa, suave y aterciopelada? Por lo que se dice aquí, es María, porque no se ha cambiado de sujeto, aunque tendría más sentido que se refiriera a la rosa. La opción correcta sería:
A María le gustaba el olor a hierba mojada. Se tumbó sin importarle mancharse la ropa y acarició una rosa, con cuidado de no cortarla. La flor era hermosa y suave, aterciopelada. María/la chica/la mujer/ella aspiró su aroma y se sintió transportada a un reino de hadas…
Como ves, siempre que se cambie de sujeto hay que volver al anterior o a otro nuevo, indicando de quién o de qué se habla en cada momento.
Otras ocasiones en que se confunde el sujeto es en los diálogos, porque a veces no se especifica quién interviene. No es que haya que decir siempre el nombre de quien habla, pero al menos aclararlo de vez en cuando, sobre todo cuando intervienen diferentes personajes o puede dar lugar a confusión.
4. CAMBIO DE TIEMPO VERBAL
Es complicado elegir los tiempos verbales que hay que usar según en qué circunstancias, pero hay algo básico que no debe pasarse por nada: cambiar de pasado a presente, así por las buenas.
Si estás narrando toda tu historia en presente, no cambies de repente a pasado sin venir a cuento. Igual sucede a la inversa. Se crea una confusión y el lector se desorienta, porque no sabe en qué momento se está narrando.
Aquí te dejo un ejemplo de cambio de tiempo verbal en una escena:
Miró a su enemigo sin saber qué opción elegir. No podía enfrentarse a él, le temblaba el cuerpo. Tragó saliva, dispuesto a arriesgarse, aunque le costara la vida. No tenía otra oportunidad mejor que esa. Da media vuelta y echa a correr, alejándose todo lo que puede; pero el otro es rápido y lo detiene con un disparo en la pierna.
Si te fijas, la mitad de la historia hasta «mejor que esa» está narrada en pasado y el resto en presente. El orden de los hechos no sucede en el mismo momento, aunque el escritor pretende que así sea porque las acciones se suceden. ¿Verdad que se produce un cambio extraño, como una especie de salto? Por eso, debes prestar atención al tiempo en que estás narrando y mantenerlo.
Si tienes dudas sobre el uso de los verbos, te recomiendo que leas este artículo.
3. VOCATIVO
El vocativo aparece cuando queremos llamar la atención de alguien o nos referimos a alguien en el diálogo. Siempre lleva delante o detrás una coma, según lo requiera la construcción de la frase y la posición del vocativo. Es importante señalarlo, porque sino el lector no sabrá si se está apelando a alguien o ese alguien es el sujeto de la oración.
Mira estas dos frases:
¿Cuándo se va María?
¿Cuándo se va, María?
Aunque parecen iguales, estás dos oraciones son diferentes. En la primera se le pregunta a alguien que cuando se va a marchar María y en la segunda se le pregunta a María que cuándo se va a ir.
El vocativo no va solo con nombres propios:
Lo que usted ordene, mi capitán
Calla de una vez, niño
Majestad, el enemigo se acerca
Buenos días, señora, ¿cómo está su hijo?
¡Ay, gatito lindo, eres lo más mono que hay!
Ten en cuenta también que los vocativos que aparecen al principio de una pregunta se escriben fuera de ella, mientras que los que están al final se colocan dentro de los signos de interrogación:
Maestro, ¿puedo ir al baño?
¿Qué estás diciendo, chiquilla?
2. GERUNDIO DE POSTERIORIDAD
El gerundio es una forma verbal de la que se suele abusar de manera indiscriminada cuando se escribe. Una presencia continuada de él hace que la lectura sea más lenta y también la acción que se narra. Por supuesto, puedes usarlo de manera consciente en momentos concretos, pero no a cada momento.
Esta forma verbal sirve para acompañar al verbo principal, como una acción que sucede al mismo tiempo o inmediatamente antes:
Entró silbando — simultánea
Sabiendo que era una mala idea, decidió hablar con ella — anterior
El problema viene cuando aparece el llamado gerundio de posterioridad, que se usa como una acción que sucede después del verbo. Esto es algo incorrecto, porque la acción del gerundio no puede ser una consecuencia del verbo. Es un error que se ve muy a menudo, tal vez por no detenerse a pensar en cómo suceden los hechos o tal vez por el uso continuado de esta construcción.
Lo empujó con violencia, golpeándolo contra el armario — esto no es posible. Primero se empuja y luego se golpea. Ejemplo correcto: lo empujó con violencia y lo golpeó contra el armario.
Lanzó una flecha, clavándola en el árbol — tampoco es posible. Primero se lanza la flecha y luego se clava: Lanzó una flecha y la clavó en el árbol.
Si quieres investigar con un poco más de detalle sobre este error, te recomiendo que eches un vistazo a este artículo.
1. COMA ENTRE SUJETO Y VERBO
El número uno de los errores es hacer un corte, con el uso de una coma y en ocasiones de un punto, entre el sujeto y el verbo al que acompaña. Sucede sobre todo en frases largas, en que se hace un lío con lo que se está diciendo y parece que el cuerpo te pide hacer una pequeña pausa, aunque sea para respirar.
El sujeto, por muy largo que sea, y el predicado no deben ir separados nunca, a no ser que entre ellos haya una aclaración:
Mi compañera de trabajo que tiene el pelo negro y siempre va con faldas y tacones altos me ha dicho que mañana viene un jefe nuevo.
Mi compañera de trabajo, que tiene el pelo negro y siempre va con faldas y tacones altos, me ha dicho que mañana viene un jefe nuevo.
Mi compañera de trabajo que tiene el pelo negro y siempre va con faldas y tacones altos, me ha dicho que mañana viene un jefe nuevo.
La primera oración especifica qué compañera es la que ha dado la información, algo que puede ser relevante para distinguirla de otras compañeras, en caso de que haya muchas. En concreto, es esa de la falda y los tacones.
En la segunda, se hace una aclaración sobre la compañera, que no es necesaria, sobre todo si es la única que tiene: Mi compañera de trabajo me ha dicho que mañana viene un jefe nuevo. Esta es la información principal, la más importante; el resto son añadidos.
La tercera oración es incorrecta porque se separa el sujeto del predicado con una coma.
Tendrás que prestar mucha atención a los casos en que escribas frases muy largas y ver dónde estás incluyendo la coma. Si ves que vas a hacerte un lío, acorta o introduce una coma entre aclaraciones. Recuerda que, si añades una coma al final de la explicación, tendrás que incluir otra al principio para enmarcar ese texto:
La habitación de mi hermano, que está situada en la zona este de la fachada y está muy bien iluminada en los días soleados, es la mejor de toda la casa.
Hasta aquí el top 5 de errores de escritura. Espero que explicarlos con detalle te ayude a no cometerlos en el futuro. Hay muchos más, pero ya hablaré de ellos en otra ocasión, tal vez cuando les quiten el puesto de honor a estos.
¿Cuál es el que más te cuesta identificar? ¿En cuál caes más a menudo? ¿Hay alguno al que le hayas pillado el truco? Cuéntamelo en los comentarios.
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¡Hola, Celia!
Muy buen resumen, me encuentro con todos y cada uno de estos fallos en los manuscritos que corrijo. A ver si les damos visibilidad y así poco a poco los vamos reduciendo.
Muy interesante,
¡Un abrazo!
Hola, Anael
me alegra que te parezca interesante el top 5. La verdad es que son los fallos más comunes y creo que seguirán siéndolo por toda la eternidad jeje.
Besos.