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Si quisiéramos recopilar todos los errores de escritura que podemos generar en un texto, no terminaríamos nunca. Pero hay algunos que pueden pasar desapercibidos, esos que se camuflan en el entorno y que no puedes ver con tanta facilidad. Además, son tan sutiles que ni Word ni Scrivener ni ningún otro programa te los corregirá. Así que todo dependerá de ti.

En este artículo voy a mostrarte algunos de esos errores, para que cuando estés en la fase de revisión puedas centrarte en localizarlos y así te evites algunos disgustos posteriores o, quién sabe, algunas risas.

1. FALSOS SINÓNIMOS

En ocasiones, es necesario que empleemos sinónimos en nuestros textos para decir con otra palabra algo que se está repitiendo demasiado. El problema es que no todas las palabras tienen el mismo significado ni se pueden emplear en el mismo contexto, aunque lo parezca. En algunas de ellas hay matices que tal vez no encajen del todo con lo que quieres expresar.

Es común buscar la ayuda del Word, que te muestra una lista de posibles sinónimos. Tú decides usarlos, quedándote en paz, sin preocuparte siquiera por comprobar su significado real. En este caso, ir al diccionario de la RAE es la mejor opción para asegurarse de que esa palabra significa lo que crees.

Por ejemplo, se usa mucho el verbo inquirir como sinónimo de preguntar, cuando no tienen tanto que ver. Inquirir es más bien sinónimo de indagar o tratar de averiguar algo, haciendo preguntas, sí, pero no es preguntar en sí. En este caso, inquirir se podría usar para alguien que pregunte muchos detalles sobre una persona o que quiera indagar en un tema con varias preguntas. De igual modo, preguntar no es lo mismo que cuestionar, que sería poner en duda lo que ha dicho alguien, algo que no siempre encaja.

2. SIGNIFICADOS ERRÓNEOS

Esta parte tiene relación con al anterior. Otras veces, el error se produce cuando usamos una palabra con un significado que creemos, tal vez porque nos suena de algo o nos evoca a algo concreto, pero no lo hemos confirmado. Sucede a veces con palabras de uso menos común.

Si tienes dudas, te recomiendo que consultes un diccionario y recuerda que a veces añadir palabrejas más raras no es sinónimo de ser más culto o de que tu texto gane en calidad. Incluso puede que consigas todo lo contrario. Si vas a usarlas, que sea con cabeza y con conocimiento de que sabes lo que estás diciendo.

3. CONFUSIÓN DE SONIDOS

Hay un error que me he encontrado muchas veces al corregir novelas de otros. Se produce con palabras que suenan igual, como en el caso de vaya – valla, cocer – coser, haber – a ver, ciego – siego, etc.

En ocasiones tendemos a escribir algo como nos suena y de la manera en que se habla en la zona donde vivimos; como a veces el procesador de textos no nos señala esa palabra como errónea, la dejamos tal cual. El problema es que estamos diciendo algo muy diferente, según qué palabra empleemos:

Hay, María, me puse a coser los espaguetis, se me olvidaron al fuego y la caza salió ardiendo.

En este ejemplo hay al menos tres errores. Son un poco exagerados, lo sé, pero es para que los distingas con claridad. Como ves, coser los espaguetis no es lo mismo que cocerlos. El significado de la frase varía (además del esfuerzo que tiene que realizar la persona para cada caso) al punto de que incluso ni tiene sentido, porque parece que se hablan de situaciones diferentes. ¿Qué relación tendría ponerse a coser con ir de caza?

Ay, María, me puse a cocer los espaguetis, se me olvidaron al fuego y la casa salió ardiendo.

4. EXTRANJERISMOS

El uso de palabras extranjeras no es un error en sí, sino una recomendación. Estamos muy acostumbrados a usarlas, pero la RAE recomienda siempre que, si hay una palabra equivalente en español, porque se ha adaptado, debería usarse: beicon en vez de bacon, cruasán en vez de corissant, yogur en vez de yogurt/yogourt, tique en vez de ticket, selfi en vez de selfie, parquin en vez de parking, etc.

En caso de que quieras emplearlas en el idioma original, ya sea porque te suenan raras adaptadas o porque no tienen equivalencia, recuerda que deben ir siempre en cursiva. Y también recuerda que a veces tenemos palabras en nuestro idioma con las que referirnos a términos extranjeros, como correo electrónico en vez de e-mail, por ejemplo.

5. DIFERENTES COMBINACIONES

Hay algunas palabras que pueden dar problemas porque, según cómo se combinen los elementos, pueden producir unos significados u otros. En este aspecto, tendrás que conocer bien las palabras, su significado y sus usos. Es algo que sucede mucho con conectores y expresiones dudosas, como puedes ver en el ebook descargable de la zona de recursos. A veces basta con pensar un poco en lo que se está diciendo, analizar con detalle, como en estas dos frases:

Apenas veo a mi madre (= casi no veo a mi madre)

A penas veo a madre (= algo sobre unas penas y ver a tu madre)

Algunas confusiones: apenas – a penas, ni si quiera – ni siquiera, sobretodo – sobre todo, demás – de más, aparte – a parte, sino – si no, etc.

6. TILDES AUSENTES O PRESENTES

Este error es muy común por confianza con el programa de textos, Word, Scrivener o similar. Aunque sepas que hay palabras que se escriben con tilde, al teclear rápido se olvidan y, como el programa no las señala, pasan desapercibidas.

La mayoría de las veces, se suelen indicar ausencias de tildes en palabras concretas, en preguntas, etc. En los casos en que existen ambas posibilidades es más común saltárselo, tanto al incluirla como al no hacerlo:

Por ejemplo, imagina que quieres usar la palabra ordenar en tu texto y quieres especificar que se refiere a un mandato: El capitán me ordenó que vigilara. Si no incluyes la tilde, el programa te lo reconocerá como válido, porque también existe esa posibilidad, aunque aplicada a otro verbo y a otra persona: Ordeno mi habitación todos los días.

Algunas palabras que pueden dar lugar a este error: papa – papá, mama – mamá, río – rio, echo – echó, sabia – sabía, hacia – hacía, seria – sería, parque- parqué, articulo – artículo, término – termino, etc.

La mejor forma de darse cuenta de estos fallos es con una lectura atenta o en voz alta.

7. PALABRA INVERTIDA

Un error que podemos cometer sin darnos cuenta es escribir una palabra con una combinación de letras diferente, que daría lugar a otra distinta, también válida. En este caso, no se señalaría como error, pero daría lugar a situaciones desastrosas o incluso divertidas.

Como solemos leer el principio y el final de la palabra, y formamos el resto en nuestra mente, es posible que se nos pase y, aunque leamos mil veces, el error siga ahí. También porque en determinados contextos parece que intuimos cuál será la palabra que vendrá a continuación y ni siquiera terminamos de leerla.

Suele suceder cuando escribimos muy deprisa y los dedos hacen que se nos cuelen letras o que el propio programa nos cambie la palabra por deducción. En ese sentido, hay que tener cuidado con la autocorrección y hacer lecturas muy atentas del documento. De nuevo, la mejor forma es leer en voz alta.

Encuentra el error:

El banco ofrece cerditos con las mejores condiciones
Me compré un chicle con saber a fresa

8. DOBLE ACENTUACIÓN

En nuestro idioma tenemos una lista de palabras que se escriben tanto con tilde como sin ella o en diferentes posiciones. El significado de la palabra es el mismo y su uso depende más de gustos o de costumbre.

No es un error en sí incluir o no la tilde, pero lo he añadido como recomendación, porque creo que es importante unificar. Si usas una palabra en tu novela varias veces y algunas las añades con tilde y otras sin ellas quedaría mal. Elige una opción y sé consecuente con ella a lo largo de todo el texto:

Algunas palabras: amoniaco – amoníaco, periodo – período, chófer – chofer, cóctel – coctel, búmeran – bumerán, pixel – píxel, zodíaco – zodiaco, etc.

9. MAYÚSCULAS INNECESARIAS

Aunque está claro cuándo no hay que usar las mayúsculas en una novela y, si no es el caso, puedes leer este artículo, el problema viene cuando queremos darle a una palabra más importancia de la que tiene. En estos momentos, solemos dudar y escribirlas en mayúsculas, pensando que será lo más normal, aunque no es así.

Es común verlo en palabras como: rey, papa (religión), padre (sacerdote), príncipe, capitán, general, calle, paseo, parque, etc.

Ejemplos: el rey de España, el papa Francisco, el padre Juan, el capitán Rodríguez, el parque del Oeste.

¿Qué te han parecido estos errores? ¿Alguno de ellos se te ha pasado alguna vez? ¿Cuál no conocías? Cuéntamelo en los comentarios.

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Correctora, maquetadora, mentora y formadora de escritores. Autora de manuales de escritura y novela juvenil. Ayudo a escritores a mejorar y pulir sus textos, y a dejarlos listos para publicar. Les enseño cómo revisar sus libros y todos los secretos de la autopublicación.
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